domingo, 18 de agosto de 2013


Te nombro
con labios de fuego
y ojos de dragón.

Te invoco
con voz de pájaro,
de vientre,
de olvido.

Conjuro lo prohibido
para sentir las cenizas.

Condeno aquello que se calla
para no romper más
lo que no se tiene.

Soplo los silencios
que tus manos se guardan,
aquellas constelaciones
que se funden como focos
cada vez que tu voz
se escucha.

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