domingo, 18 de agosto de 2013
Belice
A
veces lluevo, cuando recuerdo que caí del olvido y me hundo como un
sapito en un charco de lodo. Intento brincar y brincar, pero me atoro.
Entonces lloro y ellos me escuchan y me dan flores, nubes, colores;
pero yo sigo ahí -en el charquito- y entonces me vuelvo loto, no quiero
salir y viajo con todas esas lágrimas. Me construyo un barquito de hojas
y navego por días, hasta que yo sola encuentro
cómo volver a casa. Luego me convierto en fénix, resurjo de las cenizas
y me vuelvo algo bello -una libélula- y soy de todos colores: amarilla,
verde, azul, púrpura. Escribo en el aire con mis alas –sobre caracoles
que roban mis letras. Es ahí cuando saben lo que soy, soy
todos esos cuentos de hadas y fantasmas.
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